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Con el estallido de la Guerra de Ucrania el 24 de febrero de 2022, los medios nacionales e internacionales fueron tomados naturalmente por noticias, notas, artículos y columnas de opinión sobre el tema. Además, coherentemente, hay un revuelo extremo sobre los hechos ocurridos, muchas contradicciones por señalar e innumerables análisis posibles sobre distintos aspectos de los conflictos que se han ido produciendo -tanto los que provocaron la guerra como los que han surgido a causa de ella-.
Resaltamos que la complejidad del contexto es un hecho notorio, y cualquier tipo de mirada técnica es innecesaria para constatar la huella histórica que estos hechos están dejando en el mundo. Ante la coyuntura presentada, es importante resaltar de qué manera se ha visto afectada la información sobre hechos externos a tales eventos. El primero de ellos es lo que se puede ver inmediatamente cuando abrimos periódicos, revistas o cualquier canal oficial de noticias: poca o casi ninguna noticia sobre otros hechos. De esta manera, la desinformación se puede verificar a través de la escasez de noticias.
Es notable la relevancia de monitorear el combate actual, pero señalamos aquí el aumento de complejidad para el encuentro de conflictos, ya existentes o potenciales, en los territorios que abarca el observatorio. En momentos anteriores, la búsqueda de estas situaciones conflictivas ya se caracterizaba como un trabajo arduo, muchas veces por la ausencia de medios específicos para cada región, pero con el actual escenario bélico el proceso se ha vuelto aún más arduo.
Además de la falsa sensación de que pueden no estar ocurriendo otros hechos, conflictos o acontecimientos, la ausencia de noticias puede impactar en la forma en que tratamos (como sociedad y como Estado) los asuntos que nos rodean y que impactan profundamente en nuestros contextos. La cobertura mediática centraliza el tema en los titulares, lo que resulta en el camuflaje de los conflictos internos por parte de los medios internacionales, reforzando la hegemonía de las grandes potencias e invisibilizando las situaciones de conflicto que se dan en América Latina y el Caribe, así como las múltiples ya denunciado en el Observatorio de Conflictos en Políticas Sociales y Ambientales en ALC, que continuó desarrollándose en estos territorios.
Es un hecho que los impactos que se han venido acumulando en los últimos dos meses para toda América Latina a causa de la Guerra son un hecho. En Brasil, por ejemplo, el gobierno se apresuró a aprobar medidas que violan los derechos territoriales de la población indígena por temor a no contar con la distribución de fertilizantes rusos. Es muy preocupante la pérdida de medios locales por no darle la debida importancia y visibilidad a este y otros temas tan dañinos.
Finalmente, enfatizamos, nuevamente, que no buscamos minimizar la gravedad de un evento que tiene consecuencias muy caras para toda la humanidad. Sin embargo, queremos evidenciar los impactos locales que genera la desinformación, los cuales se pueden constatar a través de un diagnóstico sobre la dificultad para recopilar datos sobre otros hechos que han ocurrido o continúan ocurriendo en cada país y, principalmente, por permitir sus ocurrencias o permanencias en el tiempo que dura el “foco” del otro lado del mundo.
